22/11/07

Humos bajos

Algo que resulta notorio para cualquier avezado escrutador de palabras y gestos es que los jugadores de la selección española de fútbol tienen los humos mucho más bajados que en otras ocasiones. Esta vez parece evidente que han interiorizado que no son un equipo apabullante, ni siquiera un buen equipo. Que son simplemente del montón y que lo que les está ocurriendo (pasar como primeros de grupo tan sólo unos meses después de haber estado al borde del desastre) es lo propio de una selección como la que forman.

Nunca olvidaré el espantoso ridículo y la vergüenza ajena que sentí en el Mundial de Francia cuando el equipo español tuvo que volverse sin ni siquiera pasar de la primera fase, eliminados tras una derrota ante Nigeria. Desde dos meses antes habían aparecido casi todos los jugadores de aquel equipo en una impactante publicidad televisiva en la que, en clave heroica, aseguraban dramáticamente ante la cámara que no pensaban volverse a casa. Y se volvieron a la primera.

Ese tipo de encumbramiento desmesurado e inmerecido ha hecho un espantoso mal a la selección española a todos los niveles. En este país nos creemos nuestras propias mentiras con la misma frescura con que somos capaces de creernos que nuestra selección de fútbol puede llegar incluso a la final de un Mundial y, si se tercia, ganar a Brasil por goleada.

Pero ahora parece que eso ha pasado. Los jugadores sufren un ataque de humildad más creíble que el que traslucen los comentarios apenas educados de otras veces respecto a los enemigos ("todos son respetables", solían decir, como insinuando que seguro que era así, pero que de todas formas les iban a meter la del pulpo).

No es que eso les vaya a convertir en gente capaz de ir más allá de donde históricamente se ha ido en fútbol a nivel selección. Pero al menos podrán volver con la cabeza ni alta ni baja. En su sitio.

12/11/07

Para ser feliz

En la anterior Entrada, don Antonio se hace una atinada reflexión sobre la felicidad de Robinho , y su rendimiento como futbolero. Parece ser que los brasileros solo meten goles si antes se lo han pasado bien, y en lo de pasárselo bien, tiene mucho que ver el meter otras cosas, a juzgar por el notable número de camisinhas que el astro madridista requirió en la última fiesta con la que los cariocas celebraron su triunfo ante la selección de Ecuador. Ya Romario, harto ,en su etapa en el Valencia C.F., de que todo el mundo le echara en cara su vida nocturna, manifestó que: "Si no salgo de noche, no meto goles". La correlación puede parecer una estupidez, y objetivamente, lo es, pero funcionar funciona: Los brasileños cuanto más follan mejor juegan. Yo debo tener algo de brasileño, y siempre fui un mediocre jugador de fútbol, por más que técnicamente fuera más que aceptable, nunca conseguía jugar un partido completo, y cuando lo conseguí, a una edad en la que hoy sería considerado un fósil, ya había abandonado casi por completo la práctica del fútbol. Poco debe practicar tan beneficioso ejercicio Ronaldinho, a pesar de estar en la misma fiesta que Robinho, pues no sólo está jugando al fútbol de una manera mediocre, sino que ademas el rictus de su gesto es propio de aquellos que practican poco el noble arte del intercambio de fluidos.
Vimos ayer en Chamartín a un Madrid alegre y ganador jugar con un no menos ambicioso Mallorca, y del partido de ayer se pueden sacar dos conclusiones positivas: La primera es el evidente cambio de la filosofia del juego en relación a la era Capello y la segunda es que se apreció un positivo cambio de actitud del árbitro, en relación a arbitrajes anteriores, interpretando dos jugadas, que yo ni siquiera calificaría como dudosas, como se deben interpretar cuando uno de los equipos es el Madrid. Los periodistas ansiosos por el escándalo quieren ver un penal donde Heinze no hace sino acompañar con la mano la trayectoria del balón, sin modificarla en absoluto, también se inventan un fuera de juego, a todas luces inexistente, en el segundo gol del Madrid, cuando todos podemos ver que cuando Robinho inicia su carrera está en posición legal, legalidad que no puede eliminar un casi imperceptible toque de Raul. De todas maneras como no existe arbitraje perfecto, el colegiado hurtó al equipo blanco la más que posible obtención de un merecido quinto gol, al decretar el final del partido cuando se gestaba un contrataque blanco con superioridad numérica. Una jorda estama última como para ser feliz