Se puede ganar a USA

Decía hoy Epi en El País que el equipo de baloncesto del que él mismo formó parte y que hasta la fecha era el único en haber ganado una medalla de plata en unos Juegos Olímpicos, aquel equipo, digo, estaba unos treinta años por detrás de la selección estadounidense a la que se enfrentó, y que, sin embargo, la selección de Gasol había reducido esa diferencia casi astral a una tercera parte, pudiéndose decir que la España de baloncesto de ahora está a diez años de Estados Unidos.

No me parece mala forma de decirlo, y creo que, con todos los matices que se quiera, se ajusta mucho a la realidad. Pero entre los treinta y los diez hay un abismo, pensad que el tango dice que veinta años no es nada, y diez, mucho menos. Justo la mitad.

El equipo español que hoy ha sacado la plata en Pekín es el mejor que haya habido nunca en España y, en general, en cualquier lugar del mundo exceptuando Estados Unidos. Los norteamericanos tienen unas cualidades físicas que les ponen aún bastante por encima, pero España ha podido incluso ganarles hoy, y eso sí que es la primera vez que ocurre en una final olímpica disputada por Estados Unidos en serio, con sus mejores estrellas sin faltar una y poniendo en el asador toda la carne que el momento requería, que fue mucha por lo apurado del marcador.

Sin las consabidas ayuditas arbitrales (no demasiado descaradas, pero ayuditas al fin y al cabo), habría que haber visto cómo terminaba la cosa. En diez años más en Europa (y probablemente en España) puede haber un equipo que gane a los yanquis.

Ojalá y se escapen todas...

¿Se acusará también de dopping a Alejandro Valverde?

¿Se empezarán a arrojar desde ya mismo sombras de duda sobre si Alejandro Valverde se dopa, o sobre si su equipo fomenta o consiente esa práctica? Es posible que no, dada la nacionalidad del equipo (¡hala, qué chovinista estoy!)

En cualquier caso, comenzar un Tour vestido de amarillo es, si el tiempo no desmiente la impresión, una forma campeona de afrontar los grandes retos.

Peligros para la salud

Anoche tuve un momento en que temí por mi salud, porque una congoja imparable empezó a subirme por la garganta, proveniente del estómago, y casi me impide respirar. Sólo conseguí salir del mal paso provocándome, con gran esfuerzo y riesgo para mi integridad, una sonora carcajada que liberó la tensión subyacente. Coincidió todo ello con el tercer gol del Mallorca al Barcelona.

Es una verdadera lástima que la Liga no dure unas cuantas jornadas más, porque con la media de puntos que el Barça está logrando las últimas semanas, podría incluso darse el caso de que tuviese que luchar por no bajar a Segunda. Y sólo lo siento por uno que tiene ricitos en el pelo y jugó en el Milan junto a Van Basten y Gullit. A pesar de que contribuyera al peor 5-1 que recuerdo en la historia negra del Real Madrid.

Saludos, señor Reikjaard.

Y la Demencia ¿Es la madre de la Ciencia?

Después de muchos años de insultos inmerecidos, de una falta de educación, disfrazada de pintoresquismo juvenil, que yo me atrevo a calificar, sin ambages, como gamberrismo fascista, al igual que lo es el de los Ultrassur , pongamos por caso. Despues de aguantar una y mil veces su prepotencia de sempiterno perdedor, incapaces de asumir su digno papel de cantera de otros equipos con más entidad, educación y señorío. Por fín, todavía pueden salvarse si ganan la próxima jornada en Granada, estamos a un paso de que el Estudiantes, (¿qué coño habrán estudiado alguna vez esos individuos?) pase a jugar, la temporada próxima la LEB. Los futboleros , calificativo que alegremente nos lanzan a la cara, lo sentimos mucho. ¿Se nota?

Héroes

Los héroes son elementos de la historia que se pueden contar con los dedos de unas pocas manos. Tras su invención en la Grecia clásica, pocos ha habido a lo largo de la historia que hayan merecido tal apelativo. Hubo que esperar al desarrollo del fútbol para volver a encontrarlos en cantidad significativa.

No es necesario mencionar nombres que están en la cabeza de todos. Los héroes no se rigen por los cálculos al uso, ni sus espadas refulgen a la misma luz que las del resto. Cuando su propia luz se enciende en algún recóndito lugar de sus riñones y sube, imparable, hasta los propios ojos, no existen teóricas ventajas ni supuestas superioridades. Valdano lo explicó como sólo Valdano sabe hacerlo, porque también él fue un héroe.

Hoy el Getafe ha entrado en la selecta galería heroica. Lo ha hecho como se hacen estas cosas: a lo grande, con la épica brotándoles de la punta de los dedos. El tópico perfecto se ha instalado en los ojos enfebrecidos de cientos de miles que mañana, quizás, no recuerden la crisis económica que nos invade, porque habrán recogido las suficientes migajas de heroísmo como para acostarse sintiendo sus músculos más firmes, sus brazos más sin miedo, su corazón más intrépido...

Y, ¿quieren que les diga una cosa? Lo entiendo y lo comparto. A los héroes no se les puede andar con crisis. No son de este mundo.

Hay que terminar

Esto es un sinsentido, los blancos quieren desesperadamente las vacaciones, con particular ímpetu Sergio Ramos, acuciado sin duda por el hecho de que la Eurocopa le va a restar días a su, probablemente, merecido descanso. La segunda parte de los vikingos en el Ono Stadi (antes son Moix), fue para olvidar, aunque lo cierto es que en la primera debieron dejar resuelto el partido. Por cierto las dos jugadas declaradas como polémicas fueron, a mi juicio, perfectamente resueltas por el trencilla, a pesar de las insidias lanzadas por la prensa antimadridista (toda la deportiva). Si los que van de líderes, están como locos por terminar, los que podían inquietarles dan la sensación de que han terminado ya. El Villarreal, que en general no ha hecho buen fútbol a lo largo de la temporada, excepto frente a los grandes, naufragó a orillas del Guadalquivir, donde se vió la mejor versión del Sevilla. En cuanto al Barça da muy malas sensaciones, como de liquidación por derribo, como si cada uno quisiera hacer la guerra por su cuenta. Debieron ganar el partido, de hecho hubo tres tiros al poste, a un Getafe , físicamente muy mermado por el esfuerzo del jueves, pero con esa flor en el culo que se achaca a los que tienen la moral subida. Buen partido el de los colchoneros, con los goleadores más en forma de la Liga, pero con una retaguardia impropia de un equipo que aspira a entrar en puestos de Champions League. Necesitan renovar la defensa en bloque, no veo a nadie salvable. Paso atrás del Racing que empieza a sentir el vértigo del éxito, y preocupante situación del Zaragoza, que con paso lento y seguro camina hacia la segunda división. En definitiva, tópicos y más tópicos para una competición que está pidiendo a gritos su final. En cuanto a las ligas extranjeras, nos llevamos un disgusto con la derrota del Livorno ante la Sampdoria pero aún podemos salvarnos.

El domingo soñado

Volviendo a la vieja usanza de los partidos de Liga en domingo (hoy en día se juegan en casi cualquier día salvo en éste), el Madrid ha dado un paso de gigante en su camino hacia el título liguero (toma ya tópicos). Ayudado por el complejo de Cenicienta del Barça, que cuando ve que puede, se raja, el Madrid ha metido en cintura a un Sevilla a quien le tenían ganas sin duda los jugadores madridistas después de las tres mojadas de oreja que esta temporada les han propinado los del Sánchez Pizjuán. De paso, le ha enviado un recadito al Villarreal, en el que se decía: "hacéis bien en celebrar el ascenso a la segunda plaza como si hubiérais ganado la Liga, porque es todo lo que os vamos a dejar ganar". La goleada madridista en el campo castellonense avala el aviso. Ha sido, pues, el domingo que todo madridista sueña.

Del partido contra el Sevilla se pueden decir dos tipos de cosas: unas buenas y otras, malas. Las últimas tienen que ver con dos chiquitos argentinos que, como suele ocurrir hoy en día, gozan de más fama y prestigio que juego atesoran. Higuain ha metido un gol porque casi no quedaba más remedio que meterlo tras el pase velazqueño de Guti; pero ha fallado otros dos, uno de ellos con dos remates consecutivos y los dos malos de solemnidad. Gago es el otro bluff, y sorprende que, como he oído decir, se le compare con Fernando Redondo. Las diferencias son de la misma magnitud que entre un Seat y un Ferrari. Sobran los comentarios. Gago ha sido prescindible en el medio del campo, cosa que es lo peor que se puede decir de un centrocampista. Sólo hay que reconocerle un tesón defensivo que le honra, pero para el que está físicamente peor dotado que otros (Diarra, que sólo sabe hacer eso).

Las cosas buenas tienen que ver con el conjunto, que más allá de algún desliz ha jugado a muy alto nivel los noventa minutos, y no sólo treinta, como muchas veces hacen. Han atado corto al Sevilla, que empezó el partido queriendo jugar alegremente y se encontró en siete minutos con un susto morrocotudo (ocasión fallada incomprensiblemente por Guti ya dentro del área sevillista) y con el gol de Schneider. Y otros tres minutos después tendría que haberle caído el segundo, pero la virgen también bajó a visitar a los de Sevilla. El gol de Kanouté, producto de un rechace imprevisto y de un fallo de marcaje, ha resultado un espejismo porque el Madrid (con un Raúl que, juegue bien o mal, pelea cada pelota como si le fuera la vida en ello) no le ha dado tiempo para celbrarlo. Cinco minutitos después había subido el 2-1 al marcador y en la segunda parte el control madridista ha sido mayor aún, en parte porque el Sevilla ha bajado los brazos como si entendiera que no era su día.

Seis puntitos al Villarreal y ocho al Barça son una renta generosa. El resto no cuenta. El Madrid perderá al menos un partido tonto antes de terminar la temporada, de esos que ponen de los nervios a sus seguidores porque se pierden en el peor momento (modelo Barcelona), y seguramente se dejará otros cuatro puntos más en los ocho partidos que quedan. Pero los rivales no pueden contar con ganarlo todo. Es ésta una competición en que la fiesta va por barrios, pero las lágrimas, también.